Tal vez un poco maltratadas,
Pero de estructura reforzada.
Grandes, tan grandes,
Que incluso a veces te las pisas, lo sabes.
Las despliegas,
Majestuosas,
Las abres por completo al viento,
Y en él planeas.
Vas, vienes,
Te estancas, vuelves.
Como Ícaro cerca de la estrella mayor paseas,
¡Más cuidado con el Sol, mi bien!
Llegas casi a rozarlo,
Y el gran Helios al recorrer la bóveda celeste,
En el carro tirado por los toros solares,
No tiene piedad a los mortales.
Y te quemas, te derrites, te arde.
¡Anda con precaución, mi cielo!
Sales a volar también en las tormentas.
¡Te ruego ten cuidado, mi amor!
Un rayo podría alcanzarte,
O el granizo destrozar tu almohadillado plumaje,
Sería una pena que se te raje.
Vendrían tiempos de reposo, soledad y curaciones.
Puedo ser tu enfermera, si así me lo propones.
De lo contrario pensaré en ti,
Te desearé pronta recuperación,
Y te escribiré cada tanto para saber de tu aflicción.
Te admiro, te observo,
No hay nada más bonito que verte levantar vuelo.
Incluso disfruto de darte empujoncitos,
Cuando te veo titubear, cada tanto,
Cuando me dejas participar,
Disimulando, hablando bajito,
Con ejemplos, con sucesos,
Te aconsejo en lo que puedo.
¡Vuelas!
Y no importa si es de día o es de noche,
Aunque encerrada en cuatro paredes te encuentres,
O siquiera pretendas bajarte del coche.
Son las alas de tu mente las que salen a ventilarse,
He de ahí la imaginación que posees,
Y la inteligencia con la que a todos haz de conquistar.
¡Qué hermosura de alas!
Permíteme expresar.
Juro que enamorada me traen,
Las veo desplegarse,
Partir lejos de mí,
Más cada tanto vuelven,
Me sacan sonrisas, me alivian, me nutren,
Y luego se disponen de regreso a su hogar.
¡Vuela, ángel, vuela bien alto!
No conozco mejor consejo.
Sé libre, disfruta la variedad de rutas,
Pero no olvides el camino de regreso,
Tampoco olvides descansar los huesos.
Ve y conoce, y hazte conocer,
Nútrete del mundo,
Recorre países,
Visita gente,
Y no entregues nunca tu libre albedrío,
Ama con locura y déjate amar,
No importa lo que hagas si te trae felicidad.
Me enamoré de ti libre,
Y querré siempre tu libertad.
Nada me da más alegría,
Que tu
pureza y tu espontaneidad,
Es una fortuna para mí hoy conocerte,
Y que puedas resplandecer,
Aún en un túnel de suma oscuridad.
Ejemplo de que si se quiere, se puede.
¡Y te quiero, te adoro, te tengo siempre presente!
Por favor, promete: nunca dejar de ser,
Y vuelve siempre que quieras,
Que para mis ojos no existe vuelo más hermoso,
Que el que desde hace poco tiempo,
Luego de tropezones y caídas,
Lograste al fin emprender, colibrí de mis fantasías.