"¡Eres un fracaso!", pronunciaste.
Mas yo creo que al espejo te miraste al gritar.
Lágrimas rodaron en mis mejillas,
Pero en tu alma vive el rencor y la soledad.
No te dejas entrar,
Y a tu puerta me he cansado ya de llamar.
Preferiría la indiferencia,
Antes que las cachetadas por respuesta.
Los espejos se quiebran a tu paso,
Y yo junto los pedacitos con las manos,
Mientras las heridas se abren en mi piel,
Y vos reís a carcajadas otra vez.
Tendida en el suelo,
Podré llorar una y mil veces más,
Pero el día que mis lágrimas se sequen,
Ya no habrá vuelta atrás.
A los demás cargas con el peso,
De la infelicidad donde quedaste preso.
Y hasta las plantas se entristecen cuando las miras.
Pues no dejes que se mueran, ¡riégalas!
Cuando lo que te rodea tiene vida,
La esperanza vuelve a ser la guía.
¡Deja ya en el pasado lo que no te sirva!
Y mira solo para hacerte fuerte mientras hacia adelante caminas.
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