Hay instantes en tu vida que quedan grabados para siempre. Entre esos yo llevo siempre tu mirar, cada vez que te veo guardo un segundo más.
Entonces si te me ausentas, con frecuencia recurro a las cintas de mi memoria, en ella mantengo viva toda tu esencia.
También puede que te vea todos los días, que aún cuando te tengo enfrente vuelve a sorprenderme y deslumbrarme esa mirada como la primera vez.
¡Oh, la primera vez! Si hay algo que jamás olvidaré son esos primeros encuentros, cuando en el frío otoño de mayo del año pasado quedé petrificada y muda delante de ti.
Cuando todo era timidez y esa ternura extraña de mirarse, sonreír y rápidamente mirar en otra dirección, por esos nervios locos de sentirte tan ameno con alguien que apenas conoces.
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