sábado, 4 de julio de 2015

¡Maldito poema!

¡Maldita cobarde!
Las lágrimas cual cascada corren por mis mejillas.
Una parte de mi quiere quedarse contigo,
La otra huir lejos de aquí.
Y sin avisarte que sería la última vez que me verías, me fui.

¡Maldito invierno!
Este viento huracanado de julio me dejó desnuda,
Arrancó con furia todas mis vestiduras,
Y petrificada, sin palabras,
Me quedo mirando a la mar.

¡Maldita resaca!
Ya es casi mediodía,
Y los rayos de luz rajan mi sien.
Más nada de eso tiene comparación,
Dolor es arrancar y dejar por ahí tirado el corazón.

¡Maldita desesperación!
Sin saber cómo llegué a este lugar,
Miro al agua y pienso:
"Sin dudas aquí llegan todas las lágrimas que solemos derramar,
Mas, ¿a dónde irán a parar las tantas sonrisas que me supiste regalar?"

¡Maldita penumbra!
No supe cómo rescatar tu alma rota,
Me culpo y rompo la mía,
No sé seguir intentándolo,
Caigo y me hundo en eterna melancolía.

¡Maldita incertidumbre!
Siempre persiguiendo al hombre,
Hoy me pierdo y aquí mismo entierro,
El sentimiento moribundo al cual me aferro,
Aunque seguro por la noche me visite el arrepentimiento.

¡Maldito amor!
Tomé la decisión y deseo tu pronta recuperación,
Perdón si te parece me rindo temprano,
Más si sigo y es en vano,
Al final solo quedaremos dos muertos en vida sin reparo.

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