lunes, 29 de septiembre de 2014

A Fernando, mi papá:

Nuestras almas atrapadas se encontraron en este laberinto lleno de emociones llamado vida.
Siempre unidos, siempre explorando, siempre sintiendo, siempre observando.
A veces discutiendo, a veces peleando, más siempre hacia adelante caminando juntos vamos.
Dulce mirada, ojitos claros, en el brillo de sus faros me veo reflejada.
Finos labios, iguales los míos, mil historias han de contar; risas, lágrimas y algunas cosas más.
Espontánea sonrisa siempre me brinda, alegrándome la vida aún en la más profunda tristeza.
Fuertes brazos, en ellos me contiene, de los de ojos cerrados, con un abrazo apretado viene.
Alma de niño, rodeado siempre está, saltando, jugando y hasta revolcándose en el piso lo verás.
Sabias palabras, pues muy inteligente es, consejos ante la duda siempre tiene por doquier.
Padre ejemplar, todo por sus hijos da, aunque cansado pueda estar, sin cesar a trabajar va.
Hombre sensible si los hay, si adentro tiene una lágrima, entonces no se la guardará.
Retrocedo en el tiempo cuando desprotegida me siento, y siempre aparece su imagen, quien por sobre todas las cosas ha cuidado de mi en todo momento.
Mi héroe preferido es, aunque de superpoderes carece, relleno de dulce de leche y cariño de sobra tiene.
De pequeña cuentos de princesas me relataba, incluso me disfrazaba y todo un palacete color de rosa me recreaba.
Hija orgullosa soy, siempre se muestra fuerte y lucha por lo que quiere, no baja los brazos, ni se rinde fácilmente.
Cada vez que tropiezo, con su mano tendida me encuentro, para ayudar a levantarme y las heridas abiertas curarme.
Siempre me acompaña en sentimiento, es mi más preciado tesoro, y es por eso que hoy le brindo un agradecimiento,
Al mejor padre del mundo con el corazón a pleno abierto, por la felicidad de un día más tenerlo a mi lado y juntos por el camino de la vida transitar.

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