miércoles, 5 de noviembre de 2014

Noche Halloweenesca

Cae la noche, se abren las botellas,
Y la luna escondida entre nubes cargadas,
Nos da la bienvenida a otra noche agitada.
Disfraces, pelucas y mucho maquillaje;
Música, baile y gente abundante.
Alcohol en mis venas, otra noche de borrachera,
Me saludan, me hablan, pero mi mente hacia otro lado viaja.
Observo perdida entre tantas personas;
Cuando de pronto ojitos melosos, sexy enfermera,
Por delante de mi vista borrosa se pasea,
¿Cómo pasar por alto esa belleza?
La reconocí al instante, de lejos, traviesa
Bailoteaba con sus amigos mientras sonreía de oreja a oreja.
No sé en qué momento de coraje me le acerqué,
Pero cuando por un segundo la cordura recobré,
La tenía entre mis brazos, besándola y riendo sin saber de qué.
Completamente muda, solo podía mirarla,
Quería decirle algunas cosas, pero mi boca se mantenía cerrada.
Dulce y tierna todo el tiempo me abrazaba,
Me contenía, me mimaba,
De un lado a otro del casino me llevaba.
Me olvidé del resto, me olvidé con quién fui,
Olvidé dónde estaba parada, olvidé que pendientes de nosotras estaban.
Nunca me había sentido así,
Para mí había solo una persona allí,
Me sentía niña, no paraba de sonreír,
El ridículo no importaba hacer,
Si una noche inolvidable para nosotras iba a ser.
"Quítate la peluca, quítate el maquillaje",
Y sin darnos cuenta se armó guerra de agua en el baño,
Aparecieron las limpiadoras, no duró mucho rato.
Salimos corriendo, a la terraza de nuevo,
Sillón, nicotina, besos y algunas mordidas.
Ella se me quejaba y yo que ya estaba alborotada,
No controlaba mi actuar, tenía ganas de comérmela,
De devorármela, estaba ardiendo en llamas.
Sentimientos encontrados,
Una niña juguetona y una vampiresa desacatada,
No pensaba si era lo correcto, tan solo avanzaba.
Me metía en otra atmósfera,
Pretendía jugar con el control de su figura,
El aroma de su cabello, el aroma de su piel,
Ya los tenía memorizados de algún tiempo atrás,
Pero me tenían completamente atrapada,
Y cada vez más fuera de mis cabales me encontraba.
Me miraba fijo, me ruborizaba,
Muerta de risa atontada, imposible disimularla.
No me importaba desnudarme, relajarme,
Mostrar mi alma abierta para que jugara con ella toda la noche.
No tenía nada que perder,
Me sentía libre, me dejaba ser,
Mis caras, mis gestos,
Suplantaban mejor a las palabras con lo que estaba sintiendo.
La pista se había vaciado,
El amanecer nos estaba alcanzando,
Pero ninguna quería irse a dormir.
Se quitó los tacos, copié su procedimiento,
Y con las últimas canciones disfrutamos del momento.
Las luces se prendieron, las barras se cerraron,
La gente de mantenimiento invadía el espacio.
Los cuerpos cansados sentados en los alrededores,
Nos seguían mirando con caras de asombrados,
Pues sin darnos cuenta iluminábamos el lugar
Con nuestras enormes sonrisas,
Que no paraban de brillar.
La música dejó de sonar,
Con caminar agotado nos tuvimos que retirar.
Brillantina en la cara,
Capucha puesta porque lloviznaba,
Su mano apoyada en mi hombro,
Sentadas en el muro de la entrada,
Esperando que un milagro sucediera
Para que la noche no terminara.
Salieron también sus amigos,
Con un beso y un “te extrañé tanto”
Que nunca salió de mis labios, me despedí,
Y caminando despacio, solitaria
Bajo las finas gotas heladas, me fui
Con el rostro maquillado pero de felicidad,
Noche mágica que parecía una fantasía,
Pero fue toda una realidad.

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