viernes, 27 de mayo de 2016

La complicidad

Amo los días grises.
¿De qué me sirve el sol, si tengo tu sonrisa?
¿Para qué quiero claridad, si camino de tu mano en la oscuridad?
Amo el frío del invierno.
Que te acurruques pegada a mi cuerpo, que enredemos las piernas, besarte la espalda y el cuello.
Ser tu hornillo de piel y hueso.
¿Para qué salimos afuera, si una cama y nosotros es suficiente?
Y que me perdone el cielo, por confundirlo con las pecas de tus mejillas.
No nos entenderían, pues somos el amor que nadie ha vivido jamás.
Y sólo en nosotros está la complicidad de todo lo vivido.
Amo todo de ti.
No necesito más.

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