Cae la noche y mi silueta andante
Camina sin destino, pero constante.
Acompañada de la luz de la Luna creciente,
Voy siguiendo hacia adelante.
Y aunque el camino es oscuro y tropiezo con alguna piedra,
Pareciera que desde el cielo alguien me observa.
Me siento sola y desprotegida,
A nadie le importa si mi rumbo varía.
Pero un hada montada en el astro agita su varita,
Y mis lunares se convierten en pequeñas lucecitas.
Oh, ¿de dónde ha salido esa mágica presencia,
Que transforma en dicha todas mis carencias?
Ya no importa si voy o si vengo,
Si ganas de vivir la vida yo tengo.
Salgo a caminar y me agarro de tu mano,
Sé que juntas podemos llegar a cualquier lado.
Me marcho de casa y puede que esté frío,
Enseguida pienso en tu abrazo y de ternura me abrigo.
Eres vida, eres mi alegría,
Mis ganas de sonreír de todos los días.
Eres pasión, eres mi dulzura,
Mis ganas de hacer contigo cualquier travesura.
Eres sensible, eres transparente,
Sé que a ti puedo confiarte hasta lo más demente.
Almas de niñas, creerán que estamos chifladas,
Cualquier historia la convertimos en carcajadas.
Y dime tú, amor mío,
Si no es que en compañía todo es más divertido.
Jamás pensé en estarte queriendo de esta manera,
Es tu amor que en todo momento mi corazón acelera.
Basta que alguien te nombre,
Aunque ya nadie se asombre,
De las morisquetas que hace mi cara,
Para notar que estoy enamorada.
Basta una mirada tuya,
Para que mi sangre fluya.
Con esos ojitos y esa sonrisa,
Quedo paralizada deprisa.
La hora en la que te cruzaste en mi camino yo bendigo,
Si no tuviera tu amor tal vez sería un mendigo.
Y es que "Te amo no sólo por lo que eres,
Sino por lo que soy cuando estoy contigo".
Tímida, de cachetes colorados. Noctámbula estudiante de Arquitectura. Amante de la naturaleza, el café y las risas. Dicen que vivo en una burbuja. Escribir es mi pasatiempo favorito, y es así como se me hace más fácil poder expresarme.
miércoles, 29 de abril de 2015
Versos sencillos
Amor mío, no tengo oro
Ni poseo algún tipo de riqueza.
Más ninguna de esas cosas
Paga el cielo estrellado,
Que nos invita a contemplar desde el pasto
Con los brazos entrelazados.
Amor mío, sabes que intento
Hablarte de las cosas que traigo en el pecho.
Hace tiempo que quiero decirte,
Pero las palabras apenas se logran acercar.
Ninguna de ellas se compara con el sentimiento,
Las sensaciones que envuelven mi cuerpo con tu mirar.
Amor mío, no te traigo flores,
Ellas se secan y al piso los pétalos caen,
Lucen más bonitas en su hábitat natural,
A tu lado la más bonita rosa ha de sentirse opacada.
Así que te traigo mis versos sencillos,
Pero salidos desde lo más profundo del alma.
Ni poseo algún tipo de riqueza.
Más ninguna de esas cosas
Paga el cielo estrellado,
Que nos invita a contemplar desde el pasto
Con los brazos entrelazados.
Amor mío, sabes que intento
Hablarte de las cosas que traigo en el pecho.
Hace tiempo que quiero decirte,
Pero las palabras apenas se logran acercar.
Ninguna de ellas se compara con el sentimiento,
Las sensaciones que envuelven mi cuerpo con tu mirar.
Amor mío, no te traigo flores,
Ellas se secan y al piso los pétalos caen,
Lucen más bonitas en su hábitat natural,
A tu lado la más bonita rosa ha de sentirse opacada.
Así que te traigo mis versos sencillos,
Pero salidos desde lo más profundo del alma.
sábado, 18 de abril de 2015
Las luces del alma
Si miras con otra perspectiva,
Las luces del alma verás.
De esas que aunque cierres los párpados,
Visualizar nítidamente podrás.
Todos somos luminiscencia,
Llamas versátiles que nos encontramos dispersas.
Cada uno brilla con su esencia,
Almas que varían en colores e intensidades diversas.
Inestables, atemporales,
Muchas veces cual hoguera ardiendo,
Muchas otras cual brasa modesta,
Que en volátiles cenizas nos vamos extinguiendo.
Vamos de intercambio por la vida,
En este viaje tedioso,
A veces avivando incendios,
Otras tratando de no caer en un pozo.
Más tu cruce con el mío no ha de ser en vano,
Mi halo difuso ha de estarte acompañando.
Y si un día la vida nos separa y me echas de menos,
Sabes que puedes mantenerme siempre viva en tu recuerdo.
Las luces del alma verás.
De esas que aunque cierres los párpados,
Visualizar nítidamente podrás.
Todos somos luminiscencia,
Llamas versátiles que nos encontramos dispersas.
Cada uno brilla con su esencia,
Almas que varían en colores e intensidades diversas.
Inestables, atemporales,
Muchas veces cual hoguera ardiendo,
Muchas otras cual brasa modesta,
Que en volátiles cenizas nos vamos extinguiendo.
Vamos de intercambio por la vida,
En este viaje tedioso,
A veces avivando incendios,
Otras tratando de no caer en un pozo.
Más tu cruce con el mío no ha de ser en vano,
Mi halo difuso ha de estarte acompañando.
Y si un día la vida nos separa y me echas de menos,
Sabes que puedes mantenerme siempre viva en tu recuerdo.
Declaro
Te ríes a carcajadas,
Y me siento tan feliz,
Achinas los ojitos,
Y corres por plaza Matriz.
Dulces caramelitos de miel,
Los más hermosos fanales que vi.
Me declaro completamente enamorada,
Corriendo detrás de ellos embelesada.
Te tomo de la cintura,
¡Al fin te atrapé!
Tierna besucona saliste,
¡Te comiste hasta mi nariz!
El globo que de McDonald's trajiste,
Ataste a tu bicicleta.
Pero atado a ti llevas mi corazón,
No sé si te diste cuenta.
Y me siento tan feliz,
Achinas los ojitos,
Y corres por plaza Matriz.
Dulces caramelitos de miel,
Los más hermosos fanales que vi.
Me declaro completamente enamorada,
Corriendo detrás de ellos embelesada.
Te tomo de la cintura,
¡Al fin te atrapé!
Tierna besucona saliste,
¡Te comiste hasta mi nariz!
El globo que de McDonald's trajiste,
Ataste a tu bicicleta.
Pero atado a ti llevas mi corazón,
No sé si te diste cuenta.
jueves, 16 de abril de 2015
Cuando te veo #7
Me nutro, me lleno,
de tu presencia y de tu ser.
Te miro y te guardo,
para recordarte cuando no estés.
Te uso, te acumulo,
luego te vuelco en un papel.
Te abrazo y me hundo,
para que te lleves el olor de mi piel.
de tu presencia y de tu ser.
Te miro y te guardo,
para recordarte cuando no estés.
Te uso, te acumulo,
luego te vuelco en un papel.
Te abrazo y me hundo,
para que te lleves el olor de mi piel.
Antojo
Te llenaría de besos todo el tiempo,
pero más aún esta noche de desvelo.
Porque extrañarte los sesos me desgarra,
y el deseo me revienta las entrañas.
¿Es que no te das cuenta que por besarte me muero?
Cuando enfrente te tengo olvido el mundo entero.
Y en público te quito la ropa con la mirada,
importándome muy poco si parezco una primitiva depravada.
¿Por qué siempre sabes tan exquisita?
Muero de sed y tengo antojo de tu agua bendita.
pero más aún esta noche de desvelo.
Porque extrañarte los sesos me desgarra,
y el deseo me revienta las entrañas.
¿Es que no te das cuenta que por besarte me muero?
Cuando enfrente te tengo olvido el mundo entero.
Y en público te quito la ropa con la mirada,
importándome muy poco si parezco una primitiva depravada.
¿Por qué siempre sabes tan exquisita?
Muero de sed y tengo antojo de tu agua bendita.
Tu amor
Lo llevo amarrado, pegado,
Cual corsé,
Que realizado a medida,
A mi cuerpo amoldé.
Me mantiene firme, inamovible,
Cual armadura,
Coraza metálica,
Que resiste cualquier golpeadura.
Me cuida y protege,
Cual chaleco antibalas,
De cualquier francotirador,
Absorbe el impacto y resbala.
Es tu amor mi vestidura perfecta,
Sin importar el aspecto que tenga,
Apropiada siempre a cualquier evento,
Es mi invisible revestimiento.
Cual corsé,
Que realizado a medida,
A mi cuerpo amoldé.
Me mantiene firme, inamovible,
Cual armadura,
Coraza metálica,
Que resiste cualquier golpeadura.
Me cuida y protege,
Cual chaleco antibalas,
De cualquier francotirador,
Absorbe el impacto y resbala.
Es tu amor mi vestidura perfecta,
Sin importar el aspecto que tenga,
Apropiada siempre a cualquier evento,
Es mi invisible revestimiento.
Versos apurados
Corro de aquí para allá,
El tiempo es poco y hay mucho por hacer.
Subo al autobús, bajo,
Camino rápido, respiro agitado,
Me subo a otro, me siento.
Todo es barullo, movimiento.
Las vivencias pasan fugaces,
Convertidas en poesía constante.
Es momento de sacar la libreta.
La gente, curiosa observa.
El traqueteo hace que las letras salgan chuecas,
Manos torpes que temblequean,
Paso la yema de los dedos y la tinta se corre.
Guardo todo, versos apurados,
¡Me bajo en la que viene!
No hay otro medio ni momento,
Si la musa visita cuando le place sin pedir permiso.
Más a mi me urge plasmar,
Todo lo que mi mente y mi alma han de guardar.
Publico para la costumbre no abandonar,
Pero les cuento que en mis papeles,
Miles de poesías desconocidas por todos hay,
Imaginen entonces cuánto más adentro mío guardado está.
El tiempo es poco y hay mucho por hacer.
Subo al autobús, bajo,
Camino rápido, respiro agitado,
Me subo a otro, me siento.
Todo es barullo, movimiento.
Las vivencias pasan fugaces,
Convertidas en poesía constante.
Es momento de sacar la libreta.
La gente, curiosa observa.
El traqueteo hace que las letras salgan chuecas,
Manos torpes que temblequean,
Paso la yema de los dedos y la tinta se corre.
Guardo todo, versos apurados,
¡Me bajo en la que viene!
No hay otro medio ni momento,
Si la musa visita cuando le place sin pedir permiso.
Más a mi me urge plasmar,
Todo lo que mi mente y mi alma han de guardar.
Publico para la costumbre no abandonar,
Pero les cuento que en mis papeles,
Miles de poesías desconocidas por todos hay,
Imaginen entonces cuánto más adentro mío guardado está.
jueves, 2 de abril de 2015
La sabiduría de la naturaleza
De pequeña detestaba las plantas, los jardines, las flores, para nada en absoluto me gustaban.
Veía los altos rosales desde abajo y me daban ganas de agarrar una rosa, pero siempre me pinchaban sus espinas, o siempre me enganchaban mis busitos tejidos y los arruinaban.
También me acercaba a observar las tunas, pero de torpe pisaba mal en el borde del cantero y caía encima de ellas. Luego tenía que una por una quitar todas las espinas que se me clavaban con pinza de cejas.
Una vez quise ayudar a mi padre y él me dijo que era fácil podar, solo debía quitar todas las hojas que estuvieran amarillas.
Así que me copé, pero equivocadamente con una de sus enredaderas favoritas que era de hojas amarillentas naturalmente, así que tras darme una zamarreada me prohibió tocar sus plantas.
Siempre lo veía pasar horas por la tarde arreglando el jardín, podando, cortando el pasto, pero lo observaba desde adentro, a través de la ventana.
No le veía pues el sentido, era muy engorroso el trabajo, si era por mi que pasara una aplanadora y adiós a cualquier tipo de vegetación.
Más de grande me hice amiga de la naturaleza e incluso puedo decir que el pasto es de mis lugares predilectos para una buena siesta o para echarme a contemplar el cielo.
Luego de que él se fue de la casa le comencé a prestar más atención, me siento por la tarde a tomar mi café, o en las noches antes de ir a dormir que salgo a ver las estrellas, también me acerco a oler las dulces fragancias de los pimpollos que están floreciendo, incluso a veces les pongo agua a las macetas.
No le doy todo el interés que él le daba, solo soy una admiradora de todo eso que él tanto adora, pero aprendí a querer ese jardín tan pintoresco, al darme cuenta que es lo único que prácticamente le da vida a la casa.
Teniendo también en cuenta que hay todo un proceso previo de cuidado y atención hacia la planta, comprender la belleza de una flor, que le regala todo su amor abriendo sus pétalos de par en par a su fiel cuidador, y envuelve con su aroma todo alrededor.
Mi flor favorita es la llamada "dama de la noche", abre cuando cae el sol y antes de que amanezca ya se cierra. Hay un par en casa y cada vez que abren me quedo perpleja contemplándolas.
Más para mí las flores nunca mueren, solo se marchitan en su exterior, uno se termina aprendiendo cada una de sus fragancias y las guarda intactas en un rincón del alma.
Una vez leí por ahí: "Lo bello no desaparece nunca, sólo cambia de forma".
Y vaya que eso es interpretable para tantas otras cosas de la vida...
Veía los altos rosales desde abajo y me daban ganas de agarrar una rosa, pero siempre me pinchaban sus espinas, o siempre me enganchaban mis busitos tejidos y los arruinaban.
También me acercaba a observar las tunas, pero de torpe pisaba mal en el borde del cantero y caía encima de ellas. Luego tenía que una por una quitar todas las espinas que se me clavaban con pinza de cejas.
Una vez quise ayudar a mi padre y él me dijo que era fácil podar, solo debía quitar todas las hojas que estuvieran amarillas.
Así que me copé, pero equivocadamente con una de sus enredaderas favoritas que era de hojas amarillentas naturalmente, así que tras darme una zamarreada me prohibió tocar sus plantas.
Siempre lo veía pasar horas por la tarde arreglando el jardín, podando, cortando el pasto, pero lo observaba desde adentro, a través de la ventana.
No le veía pues el sentido, era muy engorroso el trabajo, si era por mi que pasara una aplanadora y adiós a cualquier tipo de vegetación.
Más de grande me hice amiga de la naturaleza e incluso puedo decir que el pasto es de mis lugares predilectos para una buena siesta o para echarme a contemplar el cielo.
Luego de que él se fue de la casa le comencé a prestar más atención, me siento por la tarde a tomar mi café, o en las noches antes de ir a dormir que salgo a ver las estrellas, también me acerco a oler las dulces fragancias de los pimpollos que están floreciendo, incluso a veces les pongo agua a las macetas.
No le doy todo el interés que él le daba, solo soy una admiradora de todo eso que él tanto adora, pero aprendí a querer ese jardín tan pintoresco, al darme cuenta que es lo único que prácticamente le da vida a la casa.
Teniendo también en cuenta que hay todo un proceso previo de cuidado y atención hacia la planta, comprender la belleza de una flor, que le regala todo su amor abriendo sus pétalos de par en par a su fiel cuidador, y envuelve con su aroma todo alrededor.
Mi flor favorita es la llamada "dama de la noche", abre cuando cae el sol y antes de que amanezca ya se cierra. Hay un par en casa y cada vez que abren me quedo perpleja contemplándolas.
Más para mí las flores nunca mueren, solo se marchitan en su exterior, uno se termina aprendiendo cada una de sus fragancias y las guarda intactas en un rincón del alma.
Una vez leí por ahí: "Lo bello no desaparece nunca, sólo cambia de forma".
Y vaya que eso es interpretable para tantas otras cosas de la vida...
Epyphillum Oxipetalum - "La dama de la noche" |
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